El voto útil. El caso de Ávila… y otros

miércoles, 12 de abril de 2023

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en La Moncloa el pasado 7 de abril.



Artículo publicado en la versión de papel de La Occidental de 25 de marzo de 2023

Vaya por delante que no comulgo con la «filosofía» del mal llamado voto útil. Pienso que cada uno debe votar a quien considera que representa sus ideas lo más fielmente posible, aunque sea un partido que suscite poca adhesión. Incluso si tiene casi nulas posibilidades de alcanzar representación. En todo caso, sería su forma de hacer constar que «somos cincuenta mil, cien mil personas -las que sean- las que pensamos así, ¡eh!» y una manera de decirle a los demás partidos que «os habéis quedado sin 4-5 escaños (que ahora, imaginemos, resultan ser muy importantes) por no defender estos principios». Otra cosa es que haya dos partidos con programas muy similares y uno se pueda plantear votar al menos cercano de los dos pensando en el rendimiento en escaños. Pero habría que ver cuándo se da ese caso en la práctica porque, en la derecha por ejemplo, algunos dirigentes del PP (Gamarra, Margallo, el propio Feijóo) han reiterado su mayor cercanía al PSOE que a Vox y su mayor disposición a pactar con el primero que con el segundo.

Pero entiendo que en España hay mucha gente que vota en contra más que a favor, y está pensando más en que pierda el «enemigo». Es decir, razonemos como alguien que quiere echar a Sánchez, piensa que eso puede ser posible con la suma de PP y Vox, y quiere votar en términos de voto «útil». Y no entra en las diferencias programáticas entre ambos partidos, aunque sean muchas (aborto, soberanía nacional, ideología de género, leyes trans, uso del castellano en la escuela, política inmigratoria, etc., por poner sólo algunos ejemplos).

Con matices, estoy bastante de acuerdo con el artículo que publicó aquí Pablo Moreno sobre el «voto útil», que podríamos resumir en que «no es oro todo lo que reluce». Pero me gustaría resaltar que, en España, cuando hay Elecciones Generales, realmente hay 52 elecciones independientes, una por cada circunscripción provincial, y luego se suman los escaños obtenidos en cada una de ellas. De manera que, apelar al «voto útil», así, en general, es una solemne estupidez. No es lo mismo votar en Ceuta y en Melilla, donde sólo se reparte un escaño —que se llevará el partido más votado—, que hacerlo en Madrid, donde, con alcanzar un 3% aproximadamente, cada escaño cuesta el mismo número de votos.

Es muy frecuente que, cuando se apela al voto útil, se hagan trampas. Recuerdo aquella entrevista a Pablo Casado en 2019 en la que afirmaba que en las provincias de 2 escaños es necesario alcanzar un 50% para obtener diputado, en las de 3 escaños un 33%, en las de 4 escaños un 27% (sic), en las de 5 escaños un 21%, y así sucesivamente. Con esa lógica, si hubiera empezado por las de 1 escaño se habría visto obligado a decir que en ellas se necesita el 100% de los votos. Basta consultar los resultados de los últimos procesos electorales para comprobar la magnitud de la falsedad de esas afirmaciones. Traigo aquí algunos ejemplos de las últimas elecciones generales. En Castellón (5 escaños) el último escaño se obtuvo con un 13,4%; en Lérida (4 escaños), el último se obtuvo con un 14,5%; o en Zamora (3 escaños) el último se obtuvo con un 17,2%. En Soria (2 escaños) se obtuvo con un 33%, pero se ha llegado a obtener –en 2015– con un 23,8%. Ah, y en Ceuta y en Melilla no se precisó, afortunadamente, un imposible 100%, que habría dejado el escaño vacante, sino un 35,5% y un 29,7% respectivamente. Por cierto, que en Ceuta el PP apeló al «voto útil», pero los electores no hicieron allí mucho caso y el único escaño se lo llevó… Vox.

Es decir, cuando se apela al «voto útil», si de verdad se quiere que eso funcione, hay que conocer las características demoscópicas de la provincia en que uno vota y los escaños que reparte. Podemos ver el caso de Ávila para ilustrar los efectos perversos que puede tener «tocar a rebato» con el voto útil sin mayor discernimiento. Esta provincia reparte 3 escaños. Históricamente, en un contexto bipartidista, lo normal ha sido que se llevara 2 el PP y 1 el PSOE; es decir, se llevaba 2 el más votado de los dos partidos. Llevarse los 3 escaños es casi imposible, pues requiere –según la ley D’Hondt– triplicar en votos al otro partido. Ahora analicemos los datos reales. A la izquierda se muestran los escaños y porcentaje de voto de las últimas elecciones. A la derecha una estimación de voto basada en algunos sondeos:

Elecciones 10-NEstimación
PP1 – 35,07%2 – 47%
PSOE1 – 26,39%1 – 20%
Vox1 – 18,67%0 – 17%
C’s0 – 6,6%0 – 2%

Desde la perspectiva de la derecha, parece deducirse que el arrastre de la mentalidad de «voto útil» («hay que echar a Sánchez, unamos fuerzas») sirve para que Vox pierda su escaño a favor del PP, y el PSOE se quede como está, con 1. Pero bastaría con que en torno a un 3,1% de esos electores que votan al PP (tal vez por voto «útil»), votaran a Vox para que el resultado fuera PP 43,9%, Vox 20,1%, PSOE 20%, y el reparto quedara PP 2, Vox 1, PSOE 0. ¿Qué tal? ¿No es ese resultado «más útil» para el PP si lo que realmente quiere es echar a Sánchez? En cambio, para que el PSOE se quedara en 0 porque el PP se lleva los 3 escaños, sería necesario que la casi totalidad de los votantes de Vox votaran al PP. ¿Qué es más realista y factible?

Hay más casos parecidos. Por ejemplo, en Cáceres (4 escaños), donde actualmente los sondeos dan PP 2, PSOE 2, Vox podría estar a un punto de arrebatarle un escaño al PSOE. Pero es que en Cádiz (9 escaños), Sevilla (12 escaños) o Madrid (37 escaños), Vox estaría a escasas décimas, incluso centésimas, de quedarse con un escaño del PSOE; y en Barcelona (32 escaños) o Zaragoza (7 escaños), de quitarle escaño a la CUP y de dejar fuera a Podemos, respectivamente. En todos esos casos, la opción de que fuera el PP quien obtuviera esos escaños es más lejana.

Me parece poco creíble que esto no lo sepan en Génova 13, donde tienen el asesoramiento del gran gurú de la demoscopia, el prestigioso Narciso Michavila. ¿Acaso es que allí ven preferible un escaño para el PSOE antes que para Vox, siempre que el PP suba y quede por encima…? Tal vez.

Un análisis similar se podría hacer desde la perspectiva de la izquierda. Aunque parece que el PSOE apela menos que el PP al «voto útil». ¿Será porque saben que, como espero haber mostrado, el voto «útil» lo carga el diablo…?

ESCRITO POR:

Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense (Premio Extraordinario) y Master en Bioética por la Universidad Rey Juan Carlos. Autor, entre otros escritos, de «Obligación y consecuencialismo en los “moralistas británicos”» y «Socio-política del hecho religioso». Es Profesor de Filosofía