The quiet girl. Gota a Gota

jueves, 9 de marzo de 2023

Séan and Cáit, The Quiet Girl / Inscéal




The quiet girl, de Colm Bairéad

En cines desde el 24 de febrero


Hay películas que podrían pasar por ser arcones de desván. Ya desde su cartel o su título, nada parece destacar en ellas. Pero son en realidad revelaciones, aun en su discreción. Conforme van abriéndose, demuestran albergar mucho más de lo que aparentaban ser, hasta llegar a ser experiencias memorables.

«The Quiet Girl» es el primer largometraje de ficción de Colm Bairéad, un joven realizador y guionista dublinés, hasta ahora especializado en un ámbito tan específico como el documental etnográfico sobre la Irlanda gaélica. No obstante, mucho está cambiando la vida para Bairéad y su esposa, productora de la película, desde que él adaptara sobre guion propio, el breve relato literario en el que está basado el filme.

Hoy esta película hablada en gaélico es uno de los mayores éxitos populares de la temporada, galardonada por ejemplo con siete IFTA del cine irlandés, los de mejor película, director y guion, entre ellos; la Espiga de Plata y los premios del público y la crítica, en la Seminci de Valladolid o la candidatura al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa.

Cáit, el personaje del título, apenas habla porque sobre ella pesan el desprecio y el desamor, lastres todavía más insoportables a sus nueve años. Vive desalentada, sin ilusiones ni esperanzas… hasta que el inminente nacimiento de su nuevo hermano, suscite cambios insospechados. El relato narra este proceso de inflexión. ¿Pero cómo?

Hay en «The Quiet Girl» un fuerte vínculo cinematográfico e irlandés. El propio título, sin ir más lejos, tan semejante a «The Quiet Man», la genial película rodada por John Ford hace más de setenta años en la provincia occidental de Connaught. Bairéad en cambio ha filmado en Dublín y Meath, condados orientales de fotogenia menos aprovechada… por otros.

La fotografía es de hecho una de las mayores virtudes de la película, que contribuye a disipar sombras y heridas interiores durante un verano esplendoroso. Pero a pesar de la semejanza de esos títulos, la polisemia establece la diferencia entre sus personajes protagonistas: La chica «silenciosa» y El hombre «tranquilo». Ella, una niña de mirada cristalina; él, John Wayne.

El componente nativo de «The Quiet Girl» es pues evidente. Al gaélico hay que añadir la raíz irlandesa del ambiente, la idiosincrasia del paisanaje, el sustrato cultural, la problemática social… Pero Colm Bairéad ha hecho una combinación audaz, asumiendo en la personalidad étnica de su propio cine, una narrativa y estética dignas del cineasta japonés Yasujiro Ozu. De ahí la omnipresencia de la naturaleza, la vida cotidiana tradicional -aquí rural-, la identificación entre bien y belleza o el silencio y la parquedad, que tanto relieve dan a la palabra necesaria.

Bairéad ha medido todo con una planificación estricta, pero apenas perceptible. La sutil gradación narrativa y visual, está tan orientada a mostrar lo necesario, como a prescindir de lo superfluo y accesorio. Así ocurre en tantos planos fijos de interiores, en los que los marcos de las puertas abiertas re-encuadran lo encuadrado en el propio plano, amplificando el movimiento o la quietud que, según cada caso, acontecen dentro de ellos.

La estilización minimalista del filme va acompasada con los acontecimientos del relato, en un crescendo emocional que suscita el desbordamiento de un recipiente colmado, quizá metaforizado en el pozo que tanto atrae a Cáit. Una emoción más verdadera, al ser trabajados con tanta sensibilidad el amor, la familia, la infancia, la esperanza…

Dos defectos -lo siento-: hay demasiadas ralentizaciones, que casi nunca aportan. Pienso sobre el otro que, en un momento álgido, es innecesario intercalar imágenes ya vistas en otros pasajes, porque restan la sutil fuerza dramática, acumulada con tanta sabiduría, gota a gota, hasta rebosar.

ESCRITO POR:

Enamorado de las buenas historias, sean la del cine o las narradas en las películas que ve y los libros que lee. Sobre ellas piensa, habla y procura escribir en La Occidental y otras publicaciones. Es autor «John Ford en Innisfree: la homérica historia de 'El hombre tranquilo' (1933-1952)» y coautor de los libros Cine Pensado, entre otros.