Restaurante Mixtura: Un viaje culinario

viernes, 11 de noviembre de 2022

Huarte - Centro de Arte Contemporáneo / Zarateman, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons



Hace unas semanas, mi marido se encargó de hacer una reserva para cenar en Pamplona y, sabiendo que me encantan las sorpresas, no me quiso decir dónde. Al entrar con el coche en Huarte, un municipio a las afueras de Pamplona de esos que se ven en la necesidad de indicar con un cartel a la entrada que «no toleran agresiones sexistas» –lo cual siempre me hace preguntarme sobre su postura acerca de otros tipos de agresiones–, me tenía completamente despistada. Las pocas veces que había estado en Huarte había sido para ir de compras en el centro comercial de Itaroa. Mi despiste y temor a llevarme una decepción aumentaron cuando aparcamos junto a lo que a mí me recordaba a un polideportivo, y que resultó ser el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte: un edificio que encaja tan poco en el entorno, que parece que le tuvieron que poner la red que lleva encima para que no se escapara. Mis expectativas en ese momento eran más bien bajas, hasta el punto de que llegué a pensar que mi marido me estaba gastando una broma.

Todo cambió cuando, al pasar una entrada que parecía la puerta de atrás de una discoteca, descubrimos ante nosotros un restaurante de estilo moderno y cálido a la vez. El camarero, vestido de arriba abajo con ropa de «El ganso», nos dio la bienvenida a Mixtura y nos dejó elegir una mesa situada junto al ventanal que da a la cocina, porque me gusta ver a los cocineros en acción. El restaurante es bastante grande, decorado con muchas plantas y una iluminación muy bien pensada. Mis expectativas habían cambiado por completo.

Mixtura es un restaurante peruano de «inspiración Nikkei», es decir, influido por la cocina de los emigrantes japoneses y sus descendientes. Y es que, como resultado del tratado de Paz y Amistad firmado entre Perú y Japón unos años antes, a partir de 1899 comenzaron a llegar a Perú centenares de japoneses para trabajar en las haciendas. Ambas culturas se mezclaron en distintos ámbitos de la vida (el nombre de Alberto Fujimori es buen ejemplo de ello), incluyendo el culinario.

Escogimos el menú degustación, y pedimos un pisco sour (aguardiente de uvas con clara de huevo, limón, lima, azúcar y angostura), que el camarero, muy diplomático, no quiso decir si era originario de Chile o de Perú: «soy colombiano, no quiero meterme en esas disputas». Como cortesía mientras llegaba el menú nos sirvieron mantequilla de miso con shichimi y berenjena ahumada, muy fina, que ayudaba a hacerse una idea de lo que venía.

La presentación en todos los platos fue impecable. De los entrantes, me quedo con el muchame de bonito y el carpaccio de volandeiras, langostinos y salmón. Y de los platos principales, con el rape al curry amazónico y la presa de pío negro (una raza de cerdo que se cría sobre todo en el norte de Navarra) con setas, crema de cebolla y piquillos. La mezcla de sabores en la ensalada de frutas y verduras no fue acertada. Y dos postres fueron demasiados para la hora de la cena, pero las fresas con nata y chocolate, estaban deliciosas.

Salimos ya de noche, sin volver la vista atrás para no ver el edificio ni la puerta de acceso, pero con la satisfacción de haber descubierto un restaurante al que seguro volveremos.


Restaurante Mixtura, calle Calvario, 2, Huarte, Navarra. Menú degustación y pisco sour para dos personas por 115 euros.

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