Ciudades inaccesibles, arte accesible y nuevos accesorios

viernes, 30 de septiembre de 2022

Un elefante en Nueva York, al estilo de Van Gogh y Picasso / Stability AI



A principios de septiembre visité La Fundación Juan XXIII, que ayuda a personas con algún tipo de discapacidad intelectual a través de, entre otras cosas, un Centro Especial de Empleo en el que procesan al menos parte de las multas de tráfico del Ayuntamiento de Madrid. Al pasar cerca de la zona de ensobrado de multas, gasté la broma -que seguro que están hartos de oir- de que me dejaran pasar dentro por si podía extraviar alguna multa que estuviera dirigida a mí. Lo que no me podía imaginar era que, lo que yo comenté como broma, en realidad habría dado sus frutos.

A los pocos días recibimos en casa ocho multas de tráfico por haber atravesado, ocho veces y sin estacionar en un aparcamiento, la ZBEDEPDC. Sólo alguien que sepa lo que significa un acrónimo tan largo como LGTBIQA+ tiene posibilidades de saber que la ZBEDEPDC es la Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección “Distrito Centro” de Madrid. El importe total de las multas era 800 euros con pronto pago, pero de 1.600 euros si tardaba en pagarlas más de 20 días o eran recurridas. Repito: 1.600 euros. El incumplimiento consistía en haber ido desde la Calle Princesa a la Plaza de Cibeles por la Gran Vía, en lugar de por los Bulevares (Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta, Génova) y el Paseo de Recoletos. Repasando el programa del Partido Popular para las elecciones municipales de Madrid, leo en su sección de movilidad: «acabaremos con el Madrid Central» y «Volveremos al sistema de Áreas de Prioridad Residencial [… ] que permite que los coches circulen por las calles principales del centro de Madrid». La sección de medio ambiente del programa no hace referencia alguna a restricciones de circulación. ¿Es la Gran Vía una vía secundaria? ¿Considerará el alcalde que está cumpliendo su palabra con los madrileños? De momento ya tiene 800 euros más, y los contribuyentes 800 euros menos. Menos mal que, por otro lado, hay iniciativas del sector privado que son gratuitas.


Hace unas semanas la compañía Stability AI puso a disposición de manera gratuita Stable Diffusion, un modelo informático que produce imágenes a partir de descripciones de texto. Las imágenes que acompañan este artículo, por ejemplo, fueron generadas con las descripciones «Un elefante en Nueva York, al estilo de Van Gogh» y «Un elefante en Nueva York, al estilo de Picasso». Estos modelos utilizan técnicas de inteligencia artificial para aprender conceptos («elefante», «Nueva York») y estilos («Van Gogh», «Picasso», «expresionismo», «Disney»), que luego combina para generar una imagen. Y esto es lo interesante: no se trata de combinaciones de imágenes existentes, sino de una imagen completamente nueva.

Los modelos como el de Stability AI son «entrenados» con millones de imágenes (2.300 millones, en el caso de Stable Diffusion), para que abstraigan las características de los diferentes conceptos y estilos, y luego puedan generar nuevas imágenes a partir de esas características esenciales.

Es muy probable que estas innovaciones tecnológicas sacudan el mundo del arte – entre otros. ¿Puede llamarse arte a estas imágenes? Alguien con mucha creatividad a la hora de describir, ¿es un artista?


Apple lanzó el pasado viernes 23 «Ultra», su último modelo de reloj. Un amigo me envía desde la tienda de San Francisco una foto en la que compara el modelo anterior con el «Ultra», cuyo tamaño empieza a aproximarse al de un teléfono móvil de los antiguos. Y esa parece ser la evolución: Primero agrandaron las tabletas para poder utilizarlas como ordenadores, luego agrandaron los teléfonos móviles para poder utilizarlos como tabletas, y ahora agrandan los relojes para poder utilizarlos como teléfonos móviles. ¿Qué será lo siguiente? Mi apuesta es un anillo lo suficientemente grande como para que pueda utilizarse como reloj.

ESCRITO POR:

José María Vara es el editor de La Occidental