lunes, 1 de diciembre de 2025
José Luis Ábalos interviene en el Congreso en la primera moción de censura contra Mariano Rajoy (2017) | Congreso
El juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente, que está instruyendo la causa en la que se investigan muchos casos de corrupción que afectan al PSOE y a su conducator, ha decidido que el exministro José Luis Ábalos se vaya a la cárcel.
Son tantos los casos y tan escandalosos que resulta imposible resumirlos en un artículo, pero de lo que no cabe la menor duda es que, si los compañeros del Peugeot de Sánchez ya están o han estado en la cárcel y tienen un porvenir penal oscurísimo, es porque han aprovechado el poder que desde La Moncloa les ha dado su jefe para eso, robar. Es decir, que ninguno de ellos habría podido robar nada si el conducator no les hubiera dado la oportunidad y, además, no hubiera mirado para otro lado cuando empezó a haber indicios de sus corrupciones. Ya se verá en qué queda todo, pero la gravísima responsabilidad de Sánchez es indiscutible, si es que no está todavía más directamente manchado por la corrupción que sus compañeros del Peugeot.
Que Ábalos está «pringao» hasta las orejas parece evidente; si no, el Juez no le manda a la cárcel. Pero su entrada en prisión puede ser una buena ocasión para conocer su vida y cómo ha llegado hasta aquí, porque creo que contemplar su trayectoria con un mínimo de espíritu crítico nos puede ayudar a comprender algunas de las razones por las que nuestra democracia no está funcionando como debiera.
Empezaré por decir que, al encontrar algunos datos biográficos del nuevo preso de Soto del Real, he tenido hacia él algunos sentimientos de simpatía.
Ha nacido en 1959, cuando el régimen de Franco acababa de aprobar el Plan de Estabilización, que será el trampolín para proyectar durante los quince años siguientes la economía española con unos crecimientos anuales del orden del 7%; pero cuando nació la economía española todavía estaba muy tocada y no es de extrañar que la familia de Ábalos no nadara en la abundancia. Es hijo de un torero -su padre se anunciaba como «Carbonerito»-, lo que para mí ya es un dato positivo y más si ese torero no fue nunca un triunfador. Para seguir, tenía siete hermanas y él es el único varón de una familia, como se ve, muy numerosa y, además, creo que es el más pequeño. Que en su casa no sobraba el dinero lo demuestra que, en sus años de bachillerato, tuvo que buscar trabajillos para llevar algo a casa. Al terminar COU decidió hacerse maestro, que era una carrera que podía terminar en sólo tres años para ponerse a trabajar, Y, justo entonces, en 1976, cuando empieza a estudiar Magisterio, con Franco muerto y la democracia ya llegando, se metió en el PC, señal de que le interesaba la política y buscaba militar en un partido que, en aquel entonces, tenía el máximo prestigio en haberse opuesto al régimen de Franco. Un PC que entonces era eurocomunista y que no tiene nada que ver con los comunistas actuales de Podemos y Sumar. Todo hasta aquí me parece aceptable y hasta digno de aprecio.
Cuentan las biografías suyas que circulan por las redes, que, en 1981, cuando tiene 22 años y la carrera acabada, entra a trabajar como maestro en un colegio de Cuart de Poblet (Valencia), y allí descubre que trabajar en un colegio es bastante duro y que, además, no se gana mucho dinero. Para hacernos una idea de cuál era su situación económica, podemos compararla con la actual; hoy en día un maestro, con sus oposiciones aprobadas, cuando empieza a trabajar en un colegio de primaria gana del orden de 1.700-1.800 euros limpios al mes. Así que, entonces, a los tres meses de dar clase a niños pequeños, Ábalos lo deja. Y lo deja porque, justo en esos momentos, ha dado el paso de abandonar el PC, ya en franca decadencia, y apuntarse al PSOE, que está teniendo unos resultados estupendos en las Elecciones Generales, Municipales y Autonómicas, lo que le permite colocar a sus militantes en puestos de las muchas instituciones en las que gobierna. Puestos en los que se gana muchísimo más que en un colegio de primaria. Hay que saber que, en 1983, en su primer puesto colocado a «dedete», con apenas 24 años: Jefe de Gabinete del Delegado de Gobierno de la Comunidad Valenciana, ganaría casi tres veces más de lo que ganaba dando clase (hoy el que ocupa ese puesto está en unos 80.000 euros brutos al año).
Y esta es una de las claves de la actual política española en general y en especial en el Partido llamado Socialista, pero en realidad sanchista: prácticamente todos -o casi-, empezando por el autócrata, ganan mucho más en la política de lo que ganarían con su preparación académica y profesional, si salieran al mercado de trabajo puro y duro. Lo que hace que la inmensa mayoría de los que ocupan puestos gracias a la voluntad del líder de su partido, carezcan de la mínima libertad para opinar o actuar, porque se juegan su estatus económico.
Y vuelvo a Ábalos. Decidido a ganarse la vida como apparatchik del PSOE (y «apparatchik» es un eufemismo para significar, en realidad, «fiel servidor del que manda en el partido»), va ocupando puestos sin parar: después de ser Jefe de Gabinete del Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana; será Jefe de Gabinete del Conseller de Trabajo; en 1995, Secretario General de la Agrupación Socialista de Valencia; en 1999, Concejal del Ayuntamiento de Valencia hasta 2009, cuando se convierte en Diputado en el Congreso por la circunscripción de Valencia. Como puede verse, una vida típica de eso, de apparatchik, como hay tantas hoy entre nuestros políticos.
Ahora recordemos que en 2011 el PSOE, después del nefasto Gobierno de Zapatero, pasa de 169 Diputados y casi 11,3 millones de votos, obtenidos en 2008, a 110 Diputados y sólo 7 millones de votos. Esto mete al PSOE en una profunda crisis que intentan solucionar con la elección de Pedro Sánchez como Secretario General en 2014, pero, con él como candidato, en 2015 aún empeoran los resultados de tres años antes: 90 Diputados y 5,5 millones de votos. Y cuando se repiten las elecciones, en junio de 2016, todavía peor: 85 Diputados y 5,4 millones de votos. Aquello, con cierta lógica, provoca que en el partido muchos piensen que algo hay que cambiar, y se llega al follón de la Comisión Ejecutiva Federal de octubre de ese año, cuando Sánchez intentó colar votos en la urna, para evitar, sin éxito, que lo destituyeran, como así ocurrió.
Ahí Ábalos se mantuvo fiel a Sánchez cuando el aparato del partido forzó que se fuera, y cuando se produjo la dimisión de 17 de los integrantes de la Ejecutiva Federal críticos con la gestión de Sánchez, Ábalos dio su total apoyo al Secretario General, que acabó dimitiendo. Sin embargo, para no tener líos con el partido, obedeció las directrices del Comité Federal y se abstuvo en la investidura de Mariano Rajoy.
Así, cuando, a finales de 2016, Sánchez inicia su gira por toda España para presentarse a las Primarias del PSOE y volver a hacerse con la Secretaría General, recurre a Ábalos, que, con Santos Cerdán y Koldo, le acompañan todo el tiempo, en lo que ya conocemos como «la banda del Peugeot»; y, finalmente, en una demostración de hasta qué punto goza de la confianza de Sánchez, Ábalos es encargado de registrar en Ferraz la candidatura de Sánchez.
Tras la victoria en las Primarias del 21 de mayo de 2017, una de las primeras medidas de Sánchez, que recordemos que había dimitido de Diputado, fue nombrar a Ábalos Portavoz en el Congreso del Grupo Parlamentario Socialista, en sustitución de Antonio Hernando. Y el 19 de junio de 2017, durante el Congreso del PSOE, Ábalos, a instancias de Sánchez, fue elegido Secretario de Organización. ¡Casi nada!
Conviene recordar qué es lo que proponía Sánchez para sacar al PSOE del agujero en que lo habían metido esos errores de Zapatero y esas propias torpezas, que lo habían llevado de 11,3 millones de votos a esos escasos 5,4. Pues era profundizar en la división de los españoles que había impulsado Zapatero con su Pacto del Tinell y su Ley de la Memoria Histórica, y buscar la alianza con todas las fuerzas que no fueran la derecha, desde los comunistas a todos los partidos que expresamente predican la destrucción de España. De ahí que Rubalcaba ya llamara a ese proyecto, Frankenstein.
En esa moralmente repugnante operación Frankenstein de Sánchez, Ábalos fue fundamental, junto a Margarita Robles, que, por sus contactos con el mundo de la Judicatura, preparó la moción de censura, que ahora sabemos que Sánchez aseguró contactando con el mismísimo Otegui.
Para Sánchez, Ábalos era tan importante que fue a él al que le encargó presentar la moción de censura desde la Tribuna del Congreso con un discurso contra la corrupción, que hoy resulta escandalosamente increíble.
Por eso no fue extraño que, en su primer Gobierno, lo nombrara Ministro de Fomento, que luego pasó a llamarse de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, es decir, de la cartera que más dinero maneja en contratos y adjudicaciones.
Y aquí, si no había sido antes, se despertó el alma de pícaro que había adquirido durante su infancia y primera juventud, cuando vivió las apreturas económicas de su familia. Además, vio que, junto a él, los otros tres de la banda del Peugeot también querían, empezando por Sánchez, aprovechar el poder para prosperar económica y socialmente. Cuando ve lo que hace Begoña, de la que él conoce casi todo porque sabe de dónde había salido el dinero de la campaña de las Primarias, ¿cómo va a resistir la tentación de hacer cosas parecidas?
Probablemente por exceso de confianza en el poder omnímodo de su jefe, no se ocupó lo bastante en esconder sus trapacerías, y de ahí que ahora esté pasando frío en Soto del Real. Pasando frío y contemplando cómo el Sánchez que le debe todo, porque sin él no habría conseguido todo lo que ha conseguido, reniega de él y de los otros dos compañeros del Peugeot.
De manera que al hijo de «Carbonerito», como a los toreros, le ha llegado la hora de la verdad. Y lo de la verdad no es una frase hecha. Él lo sabe todo del aspirante a ser el Maduro de España. Sabe cómo fueron los viajes del Peugeot, de dónde salía el dinero, sabe lo que tuvo que hacer en el Ministerio para el rescate de Air Europa, sabe exactamente qué pasó en Barajas cuando llegó Delcy Rodríguez con un montón de maletas, sabe lo del rescate de Plus Ultra, y muchas cosas más, entre las que está cómo circulaba el dinero en Ferraz cuando él era allí el mandamás. Y, sobre todo, si le queda algo de la sensibilidad que cultivó en su infancia y muy primera juventud, sabe que España está en una situación siniestra a la que, con su ayuda, nos ha llevado su jefe.
Una situación que empezaría a mejorar en el mismo momento en que él rompiera a contar lo que sabe. Y eso serviría para que el pícaro que, por culpa de muchos fallos estructurales que ha ido cogiendo nuestra democracia, ha sido él hasta ahora, se convirtiera en un auténtico salvador de la Patria.
Así le honrarían las tres mujeres que ha tenido, y que no hablan mal de él, sus cinco hijos y su anciana madre. Y se lo agradeceríamos todos los españoles decentes.
ESCRITO POR:
Licenciado en Filosofía y Letras (Filología Hispánica) por la Universidad Complutense, Profesor Agregado de Lengua y Literatura Españolas de Bachillerato, Profesor en el Instituto Isabel la Católica de Madrid y en la Escuela Europea de Luxemburgo y Jefe de Gabinete de la Presidenta del Senado y de la Comunidad de Madrid, ha publicado innumerables artículos en revistas y periódicos.
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